Opinión: Por una democracia sin engaños

Por Eva Bahamonde Asistente Social Aysén

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Este miércoles 25 de agosto fue lanzado oficialmente por el Servicio Electoral (Servel) el inicio del periodo para la propaganda del Plebiscito del 25 de octubre en Chile, que nos brindará la oportunidad histórica de crear en democracia una nueva Constitución para Chile. Ese día definiremos también cuál será el órgano que debiera redactarla, siendo la Convención Constituyente el más representativo y democrático para las personas que serán electas por la ciudadanía en su totalidad, ya que la Convención Mixta tendría a la mitad de los participantes miembros del Congreso y la otra mitad ciudadana.

En Chile, según el Servel, existen 14 millones 796 mil 197 ciudadanos chilenos y 59 mil 522 extranjeros autorizados para votar en el mes de octubre. En la Patagonia Aysén somos poco más de 97 mil en el padrón electoral.

Esta semana, en la capital regional, se realizaron actividades de diversas organizaciones sociales y políticas con miras al proceso plebiscitario, y eso es una señal demostrativa que, existiendo posiciones divergentes frente a temas de índole local, la campaña por el “Apruebo” y por la Convención Constitucional es el objetivo a cumplir para poder en conjunto re-escribir la historia de nuestro país.

Estudiando las temáticas que afectó y coartó la Constitución que hoy en día nos rige, podemos encontrar; trabajo, educación, infancia, género, salud, seguridad social, pueblos originarios, derechos sexuales y reproductivos, medioambiente, derecho de aguas, centralización y tantos otros.

Es por estas desigualdades e injusticias reiteradas por años, que la intensidad del malestar social aumentó en el último tiempo emanando de un complejo tejido de relaciones de poder que, a su vez, responden a una de sociedad individualista y capitalista. Ese tejido fue establecido durante la Dictadura y basado en el ordenamiento jurídico, siendo la Constitución Política del Estado la herramienta para su imposición. Así, se ha establecido una explícita constitución política de la sociedad, contra la cual nos levantamos como pueblo, como sujetos políticos, reivindicando nuestro derecho a configurar autónomamente nuestra propia carta magna. Esto nos asume una gran responsabilidad tanto de educación, coeducación y un concientizar a las comunidades que no están empapadas de lo que se viene, a que sean proactivos y se involucren en este proceso histórico que nos invita a reescribir nuestro propio texto del pacto político y social.

El día 26 de mayo la Defensoría de la Niñez envió un oficio al Senado solicitando que los y las adolescentes de 16 años puedan participar en el Plebiscito del 25 de octubre, ya que es por todos nosotros conocido que fueron los adolescentes la semana de 14 de octubre quienes se organizaron y llamaron a evadir el pago del pasaje del Metro en la capital nacional, debido al alza en el cobro de acceso a este medio de transporte. Aquellas reuniones que se concretaron el día 18 de octubre, empezaron con una infinidad de manifestaciones, las que hoy conocemos como el “Estallido Social” y que evidenció la crisis social y económica que ya no se sostenía en silencio.

Esperemos que esta solicitud sea acogida positivamente por la cámara alta del Congreso, permitiendo que participen las y los adolescentes, de manera efectiva e incidente, en el proceso constituyente, ejerciendo el derecho a sufragio, ya que encarnaría un cumplimiento del deber del Estado de Chile de considerar y respetar a las y los adolescentes como sujetos de derecho, permitiendo que sus opiniones sean tomadas en cuenta y tengan incidencia directa en lo que respecta a la construcción del Chile del siglo 21.

Cuando vayamos a votar por el “Apruebo” y por la “Convención Constitucional” viviremos la apertura a un proceso que nos permitirá asumir una democracia sin engaños, participativa, que consagre nuestros derechos fundamentales y en cuyo documento puedan participar todas las personas que activamente han dado la pelea por conseguir estos derechos. Será un triunfo de nuestro pueblo, contar con delegados y delegadas que sean capaces de plasmar en nuestra Constitución otra forma de acercamiento hacia nuestros bienes comunes, que permitan que la dignidad se esparza por ancho y largo de este territorio. Por eso, les invito a votar Apruebo y a una Convención Constitucional para Chile

FuenteOpinión
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